Homero, Canto XII, La Odisea:

Homero, Canto XII, La Odisea: "Para aquí tu navio, escucha el cantar que cantamos, nunca nadie pasó por aquí con su negro navío sin que de nosotros supiera las voces suaves; y después, recreados, se iban conociendo más cosas".







lunes, 28 de mayo de 2012

LA MEDUSA SUB

¡Hola! Me llamo Nathalie y soy de Suecia. Por el momento estoy en España aprendiendo español en una escuela de idiomas. No sé el porqué, pero mi vida actual me suena un poco. Puede que tenga algo que ver con mi vida anterior, porque antes era una gamba. Lo recuerdo como si fuera ayer…
Era una gamba pequeña y contenta que vivía en el mar Mediterráneo. Tenía muchos amigos, pero los mejores eran Jirot, el tiburón; Lola, la raya; Therese, la estrella de mar; y Carolina, la ostra. Estábamos juntos casi cada día. Jirot era un tiburón bastante pequeño y muy amable. A él le gustaba nadar distancias largas sin parar y lo hacía a menudo. Mi amiga Lola, la raya, era muy bonita y delgada y siempre cuando estabas cerca de ella te sentías feliz. La estrella de mar, Therese, tenía cinco brazos muy lindos y a ella le gustaba mucho fastidiarme (pero de manera no demasiado seria, claro). Además, era una muy buena cocinera. Y finalmente, Carolina era una ostra un poco taciturna que guardaba dentro de su concha una perla magnífica. ¡Era muy amable Carolina también!
Solíamos estar juntos hablando, nadando, tomando helado de algas o cosas como esas. Un día, cuando habíamos nadado más lejos que nunca, descubrimos una cueva que no habíamos visto antes. Pasamos y dentro nos encontramos con una tortuga muy sabia. Empezamos a hablar y, como nos gustó mucho, volvimos a verla al día siguiente también. Y así continuamos durante largo tiempo: volvíamos a esa misma cueva cada día y hablábamos todos sobre la vida y otras cosas interesantes. Nos lo pasábamos muy bien.
Sin embargo, había algo que nos molestaba. La tortuga siempre hablaba sobre una persona que conocía. Nos contaba que era una medusa fantástica de colores muy brillantes y nos decía que teníamos que verla. A nosotros nos parecía interesante y pedíamos que nos dijera más sobre ella. Pero ella no podía acordarse del apellido de la medusa, ni tampoco dónde vivía. Siempre decía:
-           Lo poco que sé es que su nombre es Sub. Intentaré contaros más sobre ella, pero encontrarla es algo que tenéis que hacer vosotros mismos.
Cada día nos contaba algo nuevo sobre esa medusa misteriosa y, por fin, decidimos irnos para encontrarla. Preguntamos a cada pez que vimos y parecía que todos la conocían, pero casi nadie podía decir cómo la habían conocido o dónde se la podía encontrar. Finalmente, nos encontramos con un cangrejo feliz que nos recomendó ir hacia el Norte. Lo hicimos, pero allí solamente había un pez espada, abandonado y triste, que nos propuso que viéramos a un rape viejo que vivía solo en una cueva y que (según él) estaba al cabo de la calle. Y así continuamos. Hablamos con, por ejemplo, truchas, peces payasos y bancos de atunes también.
Cuando ya estábamos a punto de rendirnos, cansados y decepcionados, pasó. Vimos . un punto de luz que nos llamó la atención. El punto creció más y más, hasta que pudimos ver que la luz en realidad era una medusa que brillaba . un montón con colores diferentes. Parecía un arco iris radiante. Era hermoso. ¡Era una vista increíble!
-          Hola, nos dijo a nosotros (que estábamos contemplándola con las bocas abiertas),  os he estado esperando.  La tortuga Inma  me ha hablado mucho de vosotros. ¡Encantada!. Mi nombre es Sub, Sub Juntivo.
Nathalie Proos Vedin, B2

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